lunes, 14 de julio de 2008

poesía 8

A los niños Julián 8

Le miré a los ojos y decidí devorarle.
Empecé por los pies deshuesando cada mínimo dedo.
Relamiéndome en cada pequeño bocado mientras él buscaba en el techo infinito.
De un mordisco me llevé cada pierna; las rodillas, los muslos, desgarrando y masticando lo dulce de aquella vida.
Engullí sus entrañas y su sangre caliente pintó mi rostro de amor.
Sus manos; chupar y despellejar despacio este manjar de dioses.
Y al final la cabeza, tragarla entera, aun viva mirando al techo.
¡Que te como mi vida, que bonito eres!
Guapo.

De Humanos Julián 8

En a la calle
Me agarran del cuello y me llevan al cuarto
Me arrancan la uñas
Duermo en el suelo mojado con un sol frío siempre luciendo
Y gritan mi nombre, y gritan, y gritan los nombres de los que yo no se nada
La bañera rebosa y no me queda aire
La bolsa en la cara y no me queda aire
Quieren que firme papeles en blanco mientras las descargas revientan mi escroto
Me muestran las fotos de los que yo no se nada
Señalan sus rostros y apagan colillas en mi espalda molida
La tenaza en la mano y un diente en la mesa
Y gritan mi nombre, y gritan, y gritan los nombres de mis padres y hermanos
Firmo la ruina de los desconocidos
Con la mano rota, con la cara rota, con el llanto roto
Y con el corazón muerto de miedo y vergüenza.
Salud

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