domingo, 25 de mayo de 2008

Alfa y omega

El primer monje subió a la última montaña para esperar el único amanecer.
El último monje subió a la única montaña para descubrir el primer amanecer.
El único monje subió a la primera montaña para encontrarse con el último amanecer.

5 comentarios:

Revangel dijo...

Genial, original, "oriental".
Me ha encantado tu juego con las palabras.
Un abrazo.

pingüino en atacama dijo...

Me has dejado marcando ocupado. Creo que no lo entiendo. Lo cual no es malo, porque tiene su misterio, su encanto. De todas maneras tarea para la casa.

Abrazos

visbruji dijo...

Ha sido un placer volver a leerte, aunque me sabe a poco.Echaba de menos tus letras, tus palabras.
Como siempre, me encanta.

Luis del Gozo dijo...

Je, je, Pingüino, ya sabes que no me gusta mucho dar pistas pero mi intención, que no tiene porque coincidir con la interpretación del lector, era transmitir que sólo había un monje, una montaña y un amanecer, y que los tres eran los primeros y los últimos. Espero haberte dado línea ;-).

Anónimo dijo...

me recuerda a los jeroglíficos del periódico de los domingos, en los que yo intentaba, con papel y boli, descifrar y llegar a la conclusión de Ocón de Oro, que nunca coincidimos en las deducciones. Muy original, pero tus relatos... esos son canela fina.